A petición de aquellos que quieren saber del Biyu de 11 años desde el punto de vista del que tiene 21.
Y era un poco como andar perdido en esos días donde todo era tan parecido y lunes podía significar lo mismo que pan o pájaro [mis primeras lecturas de Borges empezaban a dar frutos], y sentir al despertar que la vida era algo así como un continuo interrumpido solamente por aquellos que se empeñaban en interrumpirla.
Tengo un recuerdo muy claro del olor del Mollendo de 1999. El aire era húmedo, el sol era penetrante, el agua era perpetuamente requerida. Sólo quien haya sido un niño en verano puede explicarte que es, pero tú, que eres un viejo sin remedio, no lo vas a entender. No importa cuánta agua el niño te lance, no vas a poder hacerlo, esas cosas quedan atrás y la eternidad tiene nombre de mujer.
Pero era un poco esos días, andar buscando a esa eternidad, nombre de mujer, claro, [hago esfuerzos y no puedo recordar]. La radio estaba inundada con temas olvidables, seconds seconds, diría Le Tigre ahora, pero entonces era diferente. Karen, Karen se llamaba ella.
Siempre fui un poco cojudito para esto de las relaciones humanas.
jueves, setiembre 04, 2008
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