jueves, junio 28, 2007

Onironautas

[De las cartas de Marco Saoner, circa 2002]

"A pesar de los constantes esfuerzos realizados por mi anterior yo, para poder aplicarme en manifestaciones anteriores a la paz fundada, era incapaz de realizar un proceso lógico en mi cabezota. Era febrero, o enero, uno de esos meses. Es siempre complicado ser capaz de ver en los sueños la fecha que uno espera ubicar en medio de la niebla, de la oscuridad incesante que nos atenaza en nuestro oficio de videntes. Pero, como mencioné, era un mes de verano. Sebastián reposaba en ¿una cancha, una pared?
Lo podía ver. Naturalmente, no era la persona que yo conocía... esta parecía ser más adulta, por mucho. Llevaba un cigarrillo en su mano derecha, y giraba la cabeza frenéticamente hacia la izquierda. Soy incapaz de decir que hora del día podría ser, puedo presumir ocho de la noche o por ahí [no me preguntes porqué].
Pero, bueno, estabas allí, esperando algo. Me acerqué a ti [con mi monotraje mezclador puesto, claro] y te pregunté:

- ¿Te ocurre algo, amigo?
- ...

Me miraste, con la duda en tus ojos. Estabas asustado. O sea, se supone que deberías de estarlo, pienso ahora, pero en el sueño, me parecía lo más normal del mundo saludarte de esa manera. No en vano he aprendido a manipular el sueño lúcido, a ser capaz de proyectar mi mente en lo que deseo que ocurra. Pero yo soy siempre el protagonista, yo siempre la estrella. Por eso sospeché.

-... Hola, amigo. Cómo te llamas?
-... Me llamo Pablo. Pablo Andrés.
- Ah, yo me llamo Alfredo. -Te estreché la mano.
- Ja... jajajajajajaja!!!

Tu risa es tan hermosa, Sebastián!! Me gustan esas cosas de ti, ¿sabes? aún eres capaz de reirte de esa manera?
- Te da risa mi nombre?
- No... no es eso, es solo que es un nombre de un amigo mío, a quien estoy esperando.
- Oh, vaya...

Estaba en una parte horrible la conversación, así que simplemente me alejé a ver a tu amigo. Me despedí de ti y cambié mi rostro, para ir a la cabina de Internet en la que supuse estaba tu amigo, a quien esperabas. Entré disfrazado de anciana. Habían tres o cuatro tipos allí. Una chica. Estaban compartiendo una máquina. No me fue difícil deducir que se trataba de estos, y que no me dijiste que esperabas a dos personas.

Volví hacia ti... En ese momento creo que entendí mejor que era lo que te pasaba.
- Tu amigo está acompañado?
- Claro ... cómo lo sabes?
- Creo que lo vi en la cabina.

Me diste una mirada muy rara, la de la persona que sabe se enfrenta con algo superior a él, y no entiende... seguirás mirando así a alguien?
- Mira, Pablo... te mentí. A quien estoy esperando es a esa chica.
- Ah, ya veo... te has peleado con tu enamorada?
- No, no, nada de eso. Es que quiero decirle las cosas que siento por ella.
- Espera un poco. No es tiempo.

No sé porqué te dije eso. Tampoco tengo ni idea de a qué se debía la determinación con la que te lo dije ni nada. Aún no entiendo partes de las cosas que digo... pierdo lucidez en mis pesadillas.

- Te iba a invitar una salchipapa. ¿Qué tal si... ?
- Ah, hola, Alfredo!
Tus amigos llegaron entonces. Me miraron de una manera curiosa y yo les respondí con un guiño ;D Eran tan simpáticos! Quise conocerlos, pero era una pena que sean criaturas de mi sueño, nada de reales, simplemente "meros simulacros" como dijo el argentino que lees tanto.

- Hola, Villa...
- Hola, Villa...
- Nos vemos, Alfredo, cuídate, y gracias por las palabras.
- Nos vemos, eh.

Te vi alejarte con tus amigos, [la chica volteaba cada cierto tiempo para ver si no los estaba siguiendo] y decidí que era momento de despertar."

[fragmento de mi diario, verano del 2004]
Cuando me alejé con Alfredo, me dijo:
- Y ese gordo con el que estabas hablando, de dónde lo conoces?
- Ese gordo, es Dios. Habla con más respeto de Dios.



Biyuextras!!
- Todo lo escrito es absolutamente real!
- El interesado en conocer el lugar, puede darse una vuelta por Cabaña María - Cercado de Arequipa, y buscar el primer parque, a la vuelta de Sedapar.
- Tengo que escribir más a menudo u.u