lunes, marzo 30, 2009

[Intermedio]

Yummy yummy punk rock girls! [Sandra]


Lemme take you... [Lorena]


I won't apologyze for acting like I act [Pablo]


Una oración con mucho amor. Como el que te tuve alguna vez. [Javier]


You push me up to the State of Emergency [Is where I want to be] [Antón]



Biyuinfo!

- Lo que pasa es que ando bloqueado por hoy :D
- Pero unos videos nunca hacen daño... no?
- Maldito sea youtube por bloquear la música de la china loca.
- Wolas de nuevo, Topin!

viernes, marzo 27, 2009

Breaking the ice with Javier [Historias de San Valentín Parte 3]

Como cualquiera que se esconde y pierde su caminar, un ser anónimo que se confunde buscando una razón. Sueño despierto, invento y cuento historias de soledad. Así perdido sigo, pero nunca dejo de soñar en alcanzar alguna vez mi libertad.

“Por qué?” “Porque sí. Tengo derecho a preguntar. Tu carta es muy ambigua.”

Estoy atrapado en una espiral cuando el sosiego cunde en mi habitación. Dime que te volveré a ver. ¿A dónde voy a ir? Terminaré sin ti. Tan solo, sin ti. Es un oscuro camino. Se me va el alma cuando llega el alba. No dejes que nos separe la muerte.

“Es tan triste. Todo está explicado ahí.” “Todo, dices?” “Dime que te volveré a ver.” “Seguiremos siendo amigos.” “¿Y qué hay de todo lo que te he dicho?”

Stop. Play.

Escarbo en mi piel buscando en el ayer. No encuentro el despertar. Algo no está bien, tu aroma me dejó. Siento, las raíces, el esfuerzo, un resplandor en la conciencia… Eternamente en ti, soñando sin dormir. Libera el candor en tu ingenuidad de Abril.

“Y eso fue lo que me dijo.” “Una lástima, Javi, estás bien?” “Sí, claro, todo anda bien, no hay problema.” “Pero ahora son amigos.” “Claro. Puede decirse que nuestra relación ahora es mejor, no?” “Ingenuo. Claro, supongo que es mejor.”

Stop.
Una jarra de ron siendo servida en un bar en la avenida Dolores en una noche al lado de un cantante de rock en medio de dos guitarristas frente a una multitud sonriente al escenario detrás de los baños debajo de la gente que escucha las cosas en la Discoteca La Roca mientras una chica le dice a un tipo “Pudimos entrar sin pagar.” El tipo aparentemente está ebrio mirando al aire mandando un mensaje de texto al frente de su jarra de ron sobre la mesa al lado de la silla sobre la cual la chica dejó una cartera que suena probablemente por un celular adentro porque llevar perros en la cartera no creo a estas horas de la noche y que él no tocará porque es un muchacho de principios y además el mensaje de texto parece largo cuando suena el celular y decide apagarlo pero como pudo ver eso Javier desde tan lejos. Javier y Pablo están conversando, un poco apartados del escenario, con un par de vasos en la mesa. Javier empieza a contar un par de cosas que pasaron hace algunos días, o hace algunos meses, o hace algunas horas.

Era como si fuera siempre de noche para mí, Pablito, en esos días de febrero. La casa se me hacía triste, el día se me hacía triste, y no podía sino lamentar el destino de Javier, así, pensando en tercera persona. Suele decirse, cuando uno está cerca de romper los límites, que cada día se parece al anterior. En mi caso, cada minuto era idéntico al que acababa de sentir. Conocía que una de mis debilidades podía darse por… acabada? Abortada? Cuánto tiempo creyendo que somos seres únicos y eternos, para encontrarnos de esa manera con nosotros mismos, humanos y carne al fin. Carne pútrida, carne con deseos, con sus propias fallas y fracasos pero también… También de lo otro, uno nunca sabe.

La primera noche posterior a la carta dormí. Dormí muy bien. Al día siguiente al despertar, la lógica interrogante apareció. De verdad no me importa nada?

El día fue como debía ser un martes. Invisible, irrecordable, sólo-otro-día en ese calendario que marcaba, esperando volver a Arequipa de una buena y jodida vez. Es sólo cuando recordamos un pecado que sentimos culpa, pensé de repente. Pero de qué pecado puedo yo sentirme mal? Intenté calmarme. Las memorias fluyeron a través de Javier, para golpearlo paso a paso.

- No vienes a comer?
- No.
- Pero en todo el día no has probado bocado…
- He dicho que no!

No fue como pude haberte contado después, Pablito, que toda la semana estuve como la idiota de Lore [jajaja], cortándose el cuerpo y llorando por sus estupideces estándar, que el sol no sale para mí y esa clase de huevadas. No, nunca tanto, pero de todos modos algo así quedaba, no crees? Algo medio gris al fondo de un vaso [se puso el vaso en los ojos mientras decía esto], medio podrido al fondo, la sensación de estar cagándola, yo sé que tú me comprendes, y finalmente mi familia tuvo que actuar. Fue mucho peor.

Aquella noche salimos al dermatólogo, a ver como era el asunto del tratamiento y si al final podría dejar de usar esa cosa en el rostro, esa crema que conoces. Subí al carro y estaban mi mamá y mi tía. Las calles vacías o llenas, pasaron. Como la ruta era nueva, yo dije:

- Dónde se ha mudado el doctor?
- Por Lince.

No estaban yendo a Lince. Yo lo sabía muy bien, pero te juro que no me dio miedo, que estúpido se puede ser a veces, o que poco sé yo del mundo, pero se me ocurrió pensar que me estaban secuestrando, me parecía graciosa la idea, mi familia secuestrándome. Medité sobre los posibles futuros, yo, Pablito, yo, tan confiado en las infinitas posibilidades de la vida, que vamos desechando y comiendo a cada segundo. El futuro más probable era el más obvio. “Seguro me llevan a un instituto mental para tratarme”. Y me reí. Cuando mamá me apretó fuerte después de mi risa, ahí fue, Pablín, ahí me asusté en serio. No estaba sentado cerca de la ventana, así que no podía hacer nada para escaparme. Te juro que quería escaparme. Al bajar, quizás…

Cuando el carro entró en el estacionamiento privado, supe que la fuga no podía ocurrir. No, no tengo idea de dónde sería, parecía cerca de la Richi, pero tú sabes que yo no paro por ahí, está tanta gente que me cae mal. Me desesperé aún más.

- Esto no es Lince, mamá.
- No, sí lo es. Cálmate, Javi, todo va a estar bien a partir de ahora.

Intenté abrir el seguro de la puerta y no puede alcanzarlo. Imagínate, pues, me alucinaba un Schwarzenegger cualquiera. Mamá bajó rápido, por su lado, y dos tipos gigantescos, te juro, gigantescos, me cogieron de repente de los brazos. Ella dijo algo así como “No lo lastimen demasiado” y yo empecé a gritar “Mamá! Mamá!” Comprendes? No te da risa, no? Imaginaba que te daría un poco de risa, Pablito, pero tu cara lo dice todo. Ya, ya, hablemos de otra cosa.

Lo bajaron del auto y le inyectaron algo. Pierde la voluntad, pero puede ver aún qué es lo que sucede. Camina, quizás, pero no siente sus pies, La luz de los techos lo lastima; se abandona.

Frente a él, en el aire, está Sandra, sonriéndole.

- Qué está pasando?
- Estás muerto, corazón.

Vomita, y siente su comida corriendo por sus labios, saliendo de sus narices, asfixiándolo, dando vueltas por su rostro e infectar sus ojos. Quiere ladear la cabeza y no puede, las correas lo sujetan firmemente. El asco lo inunda.

El reflector lo contempla desde arriba, blanco e infinito. En medio del mareo y la porquería, empieza a recordar.

“Mi familia me ha traído aquí. Saben que estoy mal, pero no se molestaron en preguntar que me aquejaba. Sabían también que yo no siento un aprecio particular por ellos, pero consideraron su obligación curarme a como dé lugar. Los odio. Los odio por lo que me hacen, los odio por ser un conjunto de puercos desalmados sin más interés que el dinero, los odio porque eventualmente yo seré como ellos.”

Un doctor entra a la habitación. La espalda tortura la mente de Javier, y sólo puede escuchar los pasos del médico, pues ya no puede ni girar la cabeza [es tal su abandono o tales las correas?]

- ¿Ya estamos mejor? –Pregunta.
- …
- Muy bien. Tu familia está muy preocupada por ti. Te quieren mucho. No les gusta verte tan triste y destructivo, tan fuera de ti.

“Debería seguir cuestionando lo que una persona puede o no haberme hecho? Dónde está el pecado entonces? En la persona o en mí? En ella o en mí? Quizá es un simple error de criterio, quizá no hay pecado, sólo un grupo de estúpidos que no saben lo que hacen.”

- Muy bien.
- …
- Me alegra que pienses así. Un joven tan simpático, con objetivos, ambiciones, y todo el futuro por delante, alguien como tú, debe estar siempre feliz.

“Es increíble lo hijo de puta que es este tipo. Cuánto le habrán pagado? En medio de mis vómitos, de estas correas, de mi asquerosidad absoluta, el maldito seguramente está sonriendo, mientras me mete esta aguja, que es otra aguja más profunda de la que él piensa. Mucho más profunda. Si es un somnífero, al menos espero que me limpien mientras duermo”. Duerme.

La luz del reflector es absolutamente todo lo que hay. Javier está encerrado en un cubo. El cubo es transparente, tan transparente que los bordes son invisibles, pero Javier sabe que el cubo está ahí, lo puede sentir. Todos bailan a su alrededor, el cubo es de cristal y es de personas. Giran, giran, dan vueltas. Identifica a muchos, pero no recuerda a ninguno. Sabe que Sandra está entre ellos, pero son tantos que seguramente la ha pasado por alto. Eso sí que da miedo.

[Cuando era niña me divertía mucho haciendo cuentos en los que los protagonistas eran mis amigos, o sea ustedes. Incluso yo era protagonista. Toma, lee… “Antón saltó del avión y cayó en el mar.”]

Antón también está danzando. Está bailando solo. Javier se acerca y lo toca, pero se esfuma. Quien se esfuma es Javier, no puede tocar a nadie. Ya no baila, camina en una calle de Arequipa que no reconoce pero recuerda. Está con una mochila y su chompa gris. Parece apurado.

Identifica a Pablo luego de seguirlo unas cuantas cuadras. Está es la Avenida Estados Unidos, y Pablo no va a otro lado sino a alguna casa que no conoce, cerca de algún grifo. Javier no recuerda este lugar, o verlo antes, esta zona no es la suya. Todo es tan real que este sitio debe serlo, siquiera de alguna manera velada a su comprensión.

Es de noche. Los arbustos verdes son como corazones rotos por la iluminación. Alguien dice “Javier”. En realidad no es tan grande la ciudad. La agrandan mi desconocimiento, la soledad, los espejos, la noche, lo vieja que es, las obras de Jorge Borges. Pablo toca la puerta y espera unos minutos. Inexplicablemente, saca una llave y entra, mientras se ríe. El ruido de sus nudillos golpeando el metal es curioso, pero más curioso es esa especie de chillido ahogado que escucha.

Despierta. El techo no ha cambiado, y las correas que lo atan tampoco. Cuánto tiempo ha pasado? Una hora, un día, un mes? No hay nadie cerca, piensa. Por qué he soñado con Pablo? Dónde estaba entrando? En verdad Javier tiene cosas algo más importantes de qué preocuparse, pero el suceso lo inquieta. Qué drogas le han metido? Nunca ha sido un observador en sus sueños, siempre era el protagonista… “Pablo?” Sabe que los sueños son otra manera de decirse cosas a uno mismo. Bah. Vil metáfora de mí, ese tipo. Falsos rostros en cuerpos equivocados. Un Jano como cualquier otro.

Y, bueno, Pablito, jódete, no te lo cuento completo, apareciste en un sueño mío, no, nada gay, jajaja. Una puerta de metal, estupideces por ahí. Cosas así. Qué voy a hacer ahora? Déjare pasar el tiempo... Hasta que las cosas se calmen, supongo. Salud.

Biyuinfo!
- Reciclado de una vieja historia del año 2005. Inspirada en sucesos reales de mi mejor amigo.
- Inspirada también por Tardes Frías de Verano - Campo de Almas. [Las letras al inicio en cursiva son del disco.]
- Rirura. Riruha. Rirura. Riruha.


miércoles, marzo 25, 2009

Antón ain't no Jeevo [Historias de San Valentín Parte 2]


















Era un pez, un ave, un alga, el agua, tranqila, estancada, flotando, volando. La llamada telefónica lo despertó y apartó muy rápidamente del sueño. Era un dragón, un ave, un algo que volaba, un cielo, un poquito de lluvia perdida. El teléfono sonó más fuerte [o era su impresión?] y se desperezó como pudo, tanteando en la mesa de noche en busca del artilugio de plástico, oh sí, diez números y cinco accesorios, sin olvidar por supuesto la pantalla de cristal que es igualita al abismo, alcanzó a pensar, porque si miras al abismo, el abismo te devuelve la mirada. If you gaze long... Sonó de nuevo y no hubo tiempo de continuar la cita.

- Aló?
- Holas, Antón.
- Holas... sabes qué hora es?
- Jajaja... eh, no. Tarde?
- Dios mío, mujer. Es noche cerrada, deben ser las Tres de la Mañana o algo por ahí.
- Noche cerrada?
- Como si tuvieras el tiempo en tus dedos, uhmmm, cerrando la mano lo estrangulas, lo ahogas. Eso es una noche cerrada.
- Podría ser un mediodía cerrado.
- Un mediodía criollo!
- Criollo significa cerrado?
- Eso explicaría porque la comida de las picanterías siempre me cae tan mal. La música criolla que está de fondo me cierra, comprendes.

Se rieron buenamente, los dos. Cierta distancia salvada por el celular. Una especie de rito de saludo, una manera de decirse, "Sí, estoy aquí." Aunque aquí podía referirse a muchas, muchas cosas, indudablemente era aquí.

- Bueno, y a qué se debe el honor de tu voz a esta hora, ah?
- Estoy aburrida y no puedo dormir.
- No puedo dormir y es por una aburrida.
- Jajaja, imbécil.
- Cómo están tus pies? Los diez dedos completos?
- Déjame ver... sí, choche, los diez completos.
- Hmmm, ya que el problema no son los dedos, continuemos, tus piernas están en su sitio?
- No, creo que estoy completa. Aunque me corté el pelo, eso no cuenta, no?
- A ver, Sand-Rex, estás bien? No se me ocurren muchas maneras de quitarte el aburrimiento a esta hora.
- Sí... bueno, más o menos.

Eso significaba, pensó Antón, que algo malo había pasado. "Más o menos", no se puede ser más obvia. Día de San Valentín de mierda.

- Qué tal tu catorce, ah?
- Catorce?
- Ya sabes, el catorce...
- Ah, todo bien, trabajando...
- Trabajando.
- A varias chicas del trabajo les dieron rosas, sabes?
- Sí? Rosas? Qué románticos.
- Sí, le mandaron rosas a dos de las chicas de caja, a una de las de planta, y a otra de administración.
- Parece un día lleno de emociones. Y tú, qué tal lo pasaste?
- Más o menos.
- A qué hora saliste de tu chamba?
- A las diez. De ahí me fui a mi casa, y bueno, de ahí te llamé a ti.
- Como pasaron San Valentín en tu casa?
- Los amigos de mi hermanito jodieron todo, como de costumbre. Le encanta llegar borracho.

Él ya estaba completamente desperezado, pero aún así seguía sin entender qué diablos quería decir Sandra y no lo hacía. Le parecía como que algo... algo ahí, algo, pues. No entendía.

- Bueno, quizá como contrapeso de tu... eh, "emocionante" catorce, yo lo pasé jugando toda la tarde.
- Sí?
- Recontra monse. Aproveché que Javier volvió y me quedé a acampar en su casa toda la tarde y parte de la noche. Luego nos pusimos a ver videos idiotas en youtube, lo he traumado con Wendy Sulca.
- Jajaja.
- El más triste y nerd, yo. Toda la tarde con las portátiles, peleándonos por ver quien subía más rápido de nivel. Toda la noche, él tapándose los ojos, muerto de la risa.
- Su viejo no te dijo nada, no?
- Sobre qué? Ah, ya sé, no, no, para nada, ya está mejor.
- Estará tomando sus pastillas.
- Supongo.
- Y...?
- Otra vez el incómodo silencio, o algo así?
- No, bueno, me parece que tú lo pasaste mejor.
- Mejor, esa palabrita nadie sabe qué podrá significar. Diferente, nada más.
- Diferente. Diferente en vez de mejor, Antón.
- Ah? De qué hablas?
- No, no me hagas caso. Son cosas que pasan. Oye...
- Qué cosa?
- Qué apreciarías más? Una persona que es mala pero que se esfuerza por ser buena o alguien que es buena ya desde el principio?

Antón meditó el tiempo suficiente como para saber a qué se refería.

- Creo que el impacto, la impresión que te deja una persona que cambia su manera de ser es muy fuerte. Pero indudablemente en una podrás confiar siempre, y en la otra te quedará la duda de "si fue malo antes, puede volver a serlo". Entiendes?
- Sí, pero también dudaría de la que fue buena siempre.
- Ah?
- No me hagas caso. Son cosas que pasan.
- Bueeeeeno, no entiendo. Sin embargo, parece que mi nefasto objetivo se ha cumplido. Ya tienes sueño, no?
- Sí, sí, ya te dejo dormir.
- No, no quise decir eso, habla nomás.
- Bueno, también tengo sueño.
- Nefasto objetivo cumplido.
- Sí, eh...
- Espera, espera, antes de irte, cómo lo digo... Mañana, bueno, o sea, hoy, domingo, hasta qué hora trabajas, Sandra?
- No sé. Estoy viendo si puedo retirarme de la chamba temprano mañana. Mejor el lunes, ya?
- Ah, ya, uhm, comprendo.
- Duerme bien eh... Gracias por responder.
- Jaja... no entiendo, pero, gracias por llamar.

Dejó el celular sobre la mesa y se puso a pensar un poco, mientras miraba el techo. Un par de horas antes ella había enviado un mensaje de texto. "Feliz Día de San Valentín eh..." Lorena le contó que también lo había recibido, o sea que se lo mandó a todo el mundo. Estaría bien ella? No lo había entendido entonces, y lo entendía menos ahora. If you gaze long into the abyss, the abyss gazes back into you. Ah, era eso. Nieztche, le pareció decirse, mientras se hundía en la inconsciencia nuevamente, pensando antes de dormir, en que el tiempo tal vez era algo que además de destrozable, además de molesto, de meterse en cada decisión que tomaba, era algo que tampoco entendería, así como no comprendía mensajes de texto torcidos, llamadas de noches cerradas, y tantos días, uno detrás de otro. Se acordó de la navidad, hace un par de meses había sido navidad, y todo el embrollo espantoso de la detención policial del año anterior aún quedaba en su recuerdo, justamente por la inconsciente de Sand-rex, bañándose a las 4 de la mañana en la pileta de la plaza. Esta navidad la pasó de viaje, Antón. O era el año nuevo? El sueño no le dejó terminar el recuerdo.

Biyuinfo!

- La foto es algo así como la ambientación previa. Algo así.
- Son cosas que pasan. Con todo lo que esa palabreja signifique.
- Por supuesto, esta entrada fue escrita under the influence. La influencia de Qypthone, quiero decir :D

lunes, marzo 23, 2009

It sucks to be Lorena [Historias de San Valentín Parte 1]

"Apesta ser yo", repitió Lorena por décima vez en la mañana, mañana que percibía aún en su pijama, que percibía aún en San Valentín, que percibía aún en un momento equivocado, cubierta del musgo propio y las palabras que sabía no debía decir pero era eso o. Era eso o.

Pajaritos cantando, claro. Sinfonías irrepetibles, merry melodies, qe lindo qe es ese idioma, no? Saludos de ave, saludos de vuelta, creyó, y abrió la ventana y les silbó de vuelta "Váyanse con ese pico a la misma mierda." Encendió su computadora y vio la imagen familiar de las últimas semanas. Y este imbécil qe no saluda en el messenger, este imbécil qe me tiene no admitido, este imbécil qe es mi imbécil. Mi imbécil, piensa Lorena. Su imbécil, permuta una palabrita de más. Contempla las alternativas: dos botellas del más fino alcohol se codean con esa mierda del Smirknoff en la mesa. Qué hacer, qué hacer... Debí comprar ese sacacorchos, piensa. Debí sacar ese compracorchos, sapien. Debí cazar ese corchoponchos, asni. Debí ponchar a ese tipo. Debí quizás pensármelo un poco más, razona Lorena. Debí quizás llamarlo de nuevo. O a ella. No sé. Lorena cogió el celular y llamó: No hubo respuesta.

Se echa en la cama, incapaz de acomodarse bien en el rectángulo acolchado. Es uno de esos días o me parece? Estoy cojudísima hoy o me parece? Estoy con ganas de decir algo o me parece? No qiero decir nada. No puedo sentir nada. No quiero sentir nada. Apesta ser yo. Contempla varias opciones nuevamente, contempla a las botellas alineadas sobre la mesa. Recuerda el 14 de febrero. 14 de mierdrero, más bien.

Se tira en la cama y saluda a sus peluches. Se le quedan mirando un rato, antes de reírse de ella.

Oh, mierda. Mierdamierdamierdamierdamierda. Cómo concentrarse? Cómo distraer mi mente? Cómo sacar un poco de eso qe me jode por dentro, cómo ponerlo por escrito, cómo ser ese maldito alquimista de ideas, como arrebatarle las comparaciones, escupirle en el rostro mientras pisoteo sus brazos. Pisoteo, ajajajaja. En mi maldita vida dije pisoteo en el día a día. Como eso, por ejemplo. Ponle piso, piso, piso, nunca jamás pisoteo. Saca un lapicero de su escritorio y empieza a marcar su piel. Piso, piso, piso, pusi, puzzy, piso, pesi Pero qién me escribe los guiones Piza, Pizza, Pezza, Tepsa, Anepsa, Pero cómo voy a estar yo escribiendo esto Wepa, Lepa, Repa, Tronues Drepa. Es esa novela de mierda. Para qé la compré. Es ese disco de mierda, para qé lo bajé. Es este día de mierda, para qé desperte. Qién me qita este... Este... esta cosa.

Esa cosa que la ha obligado ya a leer el El Principito tres veces seguidas. Esa cosa responsable de botar tres borradores de la perfecta novela que sus hijitos no llegarán a leer, aunqe uno nunca sabe, qizá si se vuelven recicladores y por fortuna, por esa Diosa de nombre raro, encontrar entre dos trozos de carne sucios, el precioso manuscrito de mamá, triste almita que en paz des. Trozos de carne con forma humana, con suerte. Pero que más voy a hacer si no puedo hacer lo que quiero hacer. Ah, completo. Completo.

Vuelve a tumbarse en la cama y repite el viejo ejercicio. Abre su cajón secreto y saca un par de pastillas. Saca otro par. Y otro, y otro. Píldoras de la felicidad, hola. Cojudez, chau. La primera casí ni se sintió. Las demás no importaron.















Ok, aquí estoy. Estamos. Somos. Sabes que te quiero tanto pero la voz se repetía en su cabeza. Era la misma idea que venía evadiendo tantas semanas. Evadir, semanas. Colocó la almohada en su rostro y empezó a rezar para que el sueño llegara rápido. Lento, el tiempo ese, la voz de Antón cerca de sus oídos repitiendo la misma estupidez de la navidad pasada "Y el tiempo merece ser asesinado". Rápido recuento mental: Antón un día completo en la comisaría + Sandra un día completo en la resaquería. Oh, sí, oh, sí. La fecha, 23 de diciembre. Día 38 de 40, pero hay que ser estúpida, Lorena, totalmente estúpida para concebir esas cartas que sabes bien serán unwritten letters, como decía ese chiqito tuyo. Día 38 de 40. Día 94 de febrero, por dar un ejemplo práctico, no? Pero aquí es el fin, aquí es el fin, aquí es la manera correcta de acabar de una vez por todas con este San Valentín, este Holiday de mierda que ya viene durando tantísimas semanas en mi cabeza, en mi verano perpetuo, en mi endless summer Cómo es posible que joda en diez minutos lo que tardó dos años en ocurrir. Con algo de lógica, lógica que ya no quiere, podría decir, como acaba con su vida en diez segundos los que tardó 20 años en ocurrir.

Empezó a oír las voces y se preguntó si acaso se había pasado esta vez, por fin, at last, Last Caress de Misfits. Venían del baño, risitas débiles, la risa del que le contaron un chiste y se debate entre joder al cuentista por algo tan pésimo o revisarlo una y otra vez a ver si no la captó. Los duendes se ríen de mí de nuevo y ya estaba tan parada y apoyada en la pared, el mundo asqueroso, asqueroso, retorciéndose en torno a ella, creando obstáculos que hace unas horas no venían a visitar a casa, obstáculos producto de peluches, de muros de mentira bailando entre sí, de muros de verdad parados. Sintió vertigo antes de decidirse a salir. Abrió la puerta del baño y encontró lo que sabía estaría ahí: mayólicas 30x30 acabado fino a 8 soles el m2. Las risas se fueron a su cuarto y ella, comprendiendo las maldades de los duendes, resolvió volver. El mundo volvió a jugar a un baile privado, a una canción de Qypthone cuando acabas de lanzar. Scooter, digamos. Una fiesta digna de Paprika, no el hámster, idiota. La película. Nuestra imperiosa necesidad de jodernos la vida! Uggh, Lorena estaba mal. Sólo concebía diálogos de sus personajes cuando estaba realmente colocada.

Le jalaron un pie cuando salía del baño. Cayó rápidamente, pensando en que la vida era tan maravillosa cuando sintió un mordisco en su cuerpo. Empezó a gritar desesperadamente, con suficiente fuerza para despertar a su padre. Quítamelos, quítamelos y ya estaban en sus brazos, jalándola Mátalos, destrózalos, papá y ya estaban en su boca, asfixiándola, metiendo sus pequeñas patas en su nariz, metiendo sus cabezas por sus ojos Estánenmirostromecomenpordentro intentó decir Lorena, y ya se la habían comido, ya el rostro destrozado, ya despellejada y tirada sin saber en qué, ya uno estaba subiendo de vuelta luego de comer lo que ella había comido, luego de dar vueltas por su estómago comiéndoselo todo, soltando una risotada final a la vez que su padre juntaba su cabeza con la tapa del inodoro y metía los dedos en su boca, obligándola a vomitar, mientras mamá apretaba con fuerza su vientre para ayudar un poco.

[...]

Al día siguiente, se lava el pelo. Las reprimendas eran las mismas de siempre. Las pastillas, las mismas de siempre. El problema, lo único diferente, lo único que por una vez era real.

- Ojalá no hubieras dicho nada. Feliz día de San Valentín a ti, vete a la mierda.

Biyuinfo!

- Con lo cual empezamos la continuación de Navidad de a 5: 6 Cuentos de Navidad, Ediciones Biyu.
- It's my Scooter!! S-C-O-O-T-E-R!


viernes, marzo 20, 2009

Zorro + Príncipe











-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!

-Soy un zorro -dijo el zorro.

-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!

-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.

-¡Ah, perdón! -dijo el principito.

Pero después de una breve reflexión, añadió:

-¿Qué significa "domesticar"?

-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?

-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?

-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?

-No -díjo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.

-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "

-¿Crear lazos?

-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...

-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...

-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sól. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

El zorro se calló y miró un buen rato al principito:

-Por favor... domestícame -le dijo.

-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.

-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no fienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, Ios hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!

-¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.

-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

El principito volvió al día siguiente.

-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunça sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.

-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.

-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando eI día de la partida:

-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.

-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...

-Ciertamente -dijo el zorro.

- Y vas a llorar!, -dijo él principito.

-¡Seguro!

-No ganas nada.

-Gano -dijo el zoro- he ganado a causa del color del trigo.

Y luego añadió:

-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:

-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:

-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

Y volvió con el zorro.

-Adiós -le dijo.

-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.

-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.

-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.

-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...

-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo.

Antoine de Saint-Exupéry

Biyuinfo!

- Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella. Lo que te hace más importante para ella, es el tiempo que ella perdió en ti. Aunque el verbo perder no cabe mucho, fácil es por la traducción. Gastar, invertir, utilizar... Mi profe de lenguaje en primaria me dijo una vez que siempre volvería a este libro. Y tenía razón, pero en qué circunstancias...

- Y a una persona, o dos, les dije que esta canción de Moon Over Soho era tan buena. Lo es, en serio.


viernes, marzo 13, 2009

Memories off

















- Bueno, estaba yo chateando de lo más chatero, comprendes? O sea, en medio de un "jiji" con su respectivo ;D y más allá un "baka!" cuando de repente... se va la luz!
- Ala.
- Sí, pues, no tuve chance ni de decirle nah.
- También se fue la luz por mi casa, Villa.
- Hubo no sé qe cosa en la hidroeléctrica del Mantaro, también se fue la luz en Lima, pucha en muchos lados. Bueno, entonces mi padre me mira y como la Toshiba era lo único que estaba encendido, se me ocurre que podemos escuchar un par de cosas, ese disco que amo de CocoRosie, pero primero la llamo, no? Le digo "Mujer se fue la luz, hablamos luego, pues". "Ah, ya, ok". Luego me dio un número para llamar desde un público pero luego de pensarlo bien decidí que no iba a salir en esa oscuridad... me puede pasar algo.
- Sí, pues, ni loco.
- Entonces, papá se sienta en un sillón, ah, y yo recuerdo de repente tantísimos apagones durante los 90, mi viejo siempre fue lo máximo, [y el gobierno de la época una mierda, pero no ha sido siempre así?]. La luz se iba de repente, entonces él se reía y yo también, porque era para ir de frente a buscar las velas que nunca-nos-acordábamos-de-comprar, así que teníamos que recurrir a encendedores y tener tantísimo cuidado de no patear a mi perrito el Junior, siempre el más timorato, como se metía en nuestras piernas en medio de los temblores o apagones, peor para todos, más de una vez nos tropezamos y papá siempre "Hijo de perra!", hay chistes que sencillamente tienen que repetirse, son como rituales para confirmar una especie de lazo, entiendes? Pero siempre un capo él, pues. Salíamos en medio de la noche, con la linterna o la vela o la caja de fósforos hasta la playa de estacionamiento y, alucina, pues, la singular escena, dos delincuentes en medio de la noche más jodida, abriendo la capota y pelándonos nuestra propia batería...
- Ah, o sea que eso es de antes del 2000, no?
- Sí, pues, sí, antes del 2000. Bueno, entonces nos sácabamos la batería y yo siempre preocupado por mi perrito, estaría bien? No sabes a veces lo que es la soledad, ese perro y yo pasamos cientos de noches en la casa, yo leía y él se acostaba a mi lado, sí, a veces me gusta leer echado en el suelo, y a veces a él le gustaba echarse en mi cama, creo qe era otro asunto de costumbres, rituales de familia entre él y yo. La oscuridad, la oscuridad te traga, pero la soledad y la oscuridad son lo peor, pobre hijo de perra. Murió de pena, cuando me fui a estudiar a Lima.
- Pobre Junior.
- Sí, pobrecito, pero mi papá lo enterró en el jardín y le cortó un mechón. No sé en qué orden, jajaja. Entonces llevábamos la batería a la casa y ahí era la parte más divertida, teníamos un transformador de energía grandote, conectabas unas pinzas a la batería del carro y enchufabas la tele en las tomas y ya tenías tele. Lo máximo, te diré.
- Tenías?
- Sí, también tuvimos que vender ese transformador.
- Ah.
- Y conectaba el atari y así hasta que volvía la luz y teníamos de nuevo la impresión de ser considerablemente idiotas, pero así era la felicidad a veces. Cuando ya no podíamos hacer eso, papá me contaba tantas y tantas historias. Cuentos de su vida, sabes? Y todo eso estaba pensando yo en la noche cuando le dije de repente "Cuéntame algo."
- Esta semana, no?
- Sí. Me miro y supongo que se acordó también, algo así me imaginaba, y me preguntó "De quien quieres que te cuente?" Y yo... "De Mari, de Mari F. S." "Mejor una de la Charota" "Ok". Y me dice, pues, empieza a contar, y yo pensando en la gitana, pero no era la gitana, esa era Gisela, tampoco era la otra Charo, siempre me confundía cuando me ponía a pensar en ellas...

A ver, así es la cosa. Una fecha especial, quizá un Catorce de Febrero o un aniversario, era una fecha especial y yo estaba pensando en qué regalarle, unos chocolates, muy simple, unas flores, algo repetido, y un anillo siempre les ha gustado a las mujeres, no sabes como se ponen por las cosas brillantes, aunque hasta un chocolate vale un montón si sabes como entregarlo, está también en como se lo das, por ejemplo a una secretaria que yo tenía en Mollendo le dejé un chocolate sobre la mesa, obviamente no una porquería de cincuenta céntimos... algo de un sol [jajajaja] y en un par de días ya estábamos, entiendes? Era el modo, la mirada después, "bueno, yo sabía que te gustaban los chocolates..." "ay, muchas gracias arquitecto" Claro que esa mujer... pero bueno. Quería yo regalarle algo, y esto me preocupa que te pase a ti también, hijo, hay tantas cosas que no sabes porque bueno, no conoces las costumbres de las personas, yo tampoco, fui a comprarle un anillo, unos gramitos de oro nada más, el equivalente a unos doscientos soles de ahora, o sea el justo presupuesto. Bueno, lamentablemente como siempre que algo es lamentable, estaba yo tomando y le muestro la cajita, y ella me mira toda intrigada, "para ti, mi amor", entonces ella abre la caja y de repente se pone a llorar. Yo me quedé estupefacto, o sea era barato pero no para tanto, no? Y me dice "Soy tan feliz, Jorge, soy tan feliz", y yo "bueno, mujer, es sólo un anillo, con mucho cariño, claro, pero..." Y ahí de repente me doy cuenta, qué estúpido a veces, pero sólo por confirmar dejé la frase en el aire. Ella dejó de llorar y me mira, y ve, pues, mi cara de no saber qué está pasando y me dice "Sabes qué es esto, no?" "No..." "Es un anillo de compromiso" La grandísima, me dije, metí la pata completa! Que qué le dije? Bueno, qué más se podía hacer en esa situación? "Bueno, sabes, er... bueno, mira, no sabía que era de compromiso..." "Qué!? Acaso no ves las líneas, la forma..." "No sé mucho de anillos..." Y encima con el trago encima todo se hacía más borroso, total qe ella se calmó y dijo "Ah... bueno..." Pero francamente roche, pues, jajaja. Que por qué no me casé con ella? Bueno... tenía dos hijos. No, no era casada, pedazo de bobo, eran de un compromiso anterior. Por eso no debes molestar a tu amigo ese que para con una mujer que ya tiene un hijo, imagina lo complicado que debe ser para él ya sin que lo molesten. Con esta Charo, las cosas salieron terribles, ella se imaginaba que íbamos a vivir juntos, a su edad, pues, treinta y tantos, supongo que hay pocas cosas que imaginar a esa edad. Me hizo una demanda, en mala hora le di ese anillo, me demandó por "incumplimiento de promesa de matrimonio".

- Para ese punto yo ya estaba cagándome de la risa.
- Jajajaja, me imagino por qué.
- Pero, bueno, luego me contó un par más de historias, pero ni tan cercanamente graciosas... eran más la prueba de lo que ocurre cuando no tomas las decisiones correctas. Quizá por eso vivo obsesionado con hacer lo correcto, y la pienso tantas veces.
- Dices que confundías a esas mujeres, no? A tu viejo no le pasará eso?
- No, creo que no. Pero francamente... Ah, algún día te contaré de lo de Mari F. S. Quizá por eso alguna vez él me dijo que todas las mujeres son sustituto de la primera. Cada qien tiene su punto de vista al respecto, pero a mí siempre me parecerá que para algunos, mujer es simplemente mujer.
- No entiendo eso último.

Biyuinfo!

- Difícil de entender... no tanto :D
- Al final... wah XD No sé, de repente creí qe tenia qe compartirlo, en verdad dio mucha risa XD.

- Suteki da ne!


sábado, marzo 07, 2009

Cangrejo


















El cangrejito se escondía en la arena, caminaba entre los dedos de mis pies, me miraba y se sonreía, bajaba por mi brazo y me hacía cosquillas. Da vueltas un poco, se confunde en mi piel tostada por este sol que se me hace desconocido pero la duda dura nada de nada, el sol ya se fue, es la noche negra la que me arranca comentarios simples, recuerdo mi tierra como siempre, nostálgico idiota, ah, la bella Arequipa a veces bella. Camina el cangrejo, errado en muchos sentidos, cabeceando en mi mano, camina en mi cintura, cogiéndome con sus cinco tenazas mientras delicadamente apoya su cabeza en mi hombro y bajo, bajito, me dice "No quiero irme aún." De acuerdo, le digo, sentado en la arena, al lado del muelle, al lado de sus miles de pinzas que me besan y me lastiman y pierdo un poco el equilibrio, hábil maniobra mía, corazón con caparazón, ojos que te miran torcidos, pero yo ya-que-haré si continúa así, tan cerca de mi cuerpo, con ese aroma dulzón que negó tener durante horas de horas en sitios perfectamente olvidables, otra vez con el sol al lado del mar, el atardecer..., pero yo ya no estaba allí, muchas veces dije "El sol volverá a brillar", pero supongo que ahora no, mejor que no sea así, mejor que no brille ahora mismo, ahora en la ola que venía después y ese griego repite "Nadie se baña dos veces en el mismo mar", cito libremente, pero el cangrejo no se ha ido, ni por un segundo se pueden imaginar eso, druguitos, está ahí, una puesta de sol en autobús, se acuerda, me susurra otra vez "No quiero irme aún." De acuerdo, le repito, su cabeza sentada en mí, nunca mejor uso de ese verbo por este niñito, empecinado en recordar, pensativo quizás, o simplemente calladote mirando el fondo ese que cada vez se ve menos, jugando a ser interesante cuando en realidad no tiene nada que decir y pensará más tarde "Es mejor así, a veces, no decir nada." Pero aún no es más tarde, aún estoy sentado ahí, sobre mi polo negro, mientras una canción que sabemos muy bien suena a volumen bajísimo, porque las olas son más fuertes, así uno no se baña dos veces en ningún mar, me río y me pregunta "Qué es gracioso?" "Nada, nada, el cangrejito" le respondo, mientras la voz, tan japonesa esa la cantante, nos dice "Je t'aime."

Je t'aime, repito yo, a coro, seguro el cangrejo entiende, seguro entenderá si llega a leer esto, un poquito de rubor mientras pongo mis dedos en sus labios y ya no se ve nada porque no hay luz, sólo el muelle iluminado en partes, sólo el mar iluminado en partes y yo digo "Toma una foto del mar". Claro, me responde, moviéndose los labios entre mis dedos, y yo sé que es la milésima foto que toma, la máquinita es maravilla, pero quien podía saber que estaríamos aquí, cosas que no le puedo decir a ella porque ni yo mismo lo entiendo bien, las palabras colapsarían en ese momento, me confundo de tan sólo empezar a pensar el porqué de algunas cosas...

"No quiero irme aún." Y yo me apoyo sobre ella otra vez, sus palabras consiguen escapar de los labios prisioneros de mis dedos, pero qué dedos, me digo, si es otro cangrejo que tapa su boca, qué boca, me digo, si es otro caparazón de corazón, y de nuevo la mirada tan torcida y nuestros pies en la arena [no repetiré que no son pies, son más cangrejos.] Y ya la noche se hace completa y es imposible no decirle "Sabes que soy feliz ahora mismo?"

El mar de dos, creo que se titula esa canción, le menciono, en traducción acelerada de tomoko kawase, hinchas los dos, bueno, los cuatro, bueno, los ocho cangrejos, cada cual con sus pinzas y sus ojos y sus caparazones. Y el aroma que repitió tantas veces no tener se acerca a mi nariz y yo me hundo en ella, se contrae, se ríe y yo me retiro, mirándola de cerca [y el brazo ya me dolía de estar soportando nuestros cuerpos, y hacía esfuerzo constante por no acelerar mi respiración.]. Mirándola de cerca y esquivando de la mente las ideas de partidas, las ideas de viajes largos, miles de puertos, todos distintos a éste, todos diferentes a éste, y le digo algo que ella ya sabe "La tristeza y la alegría no son..." "Como el agua y el aceite."

"No quiero irme aún." Dice nuevamente, y yo alcanzo a responder, felizmente interrumpido de la divagación, abrazándola con un brazo dormido, metiendo mis piernas dentro de las suyas, tocando caparazón con caparazón, bebiéndola completa por el aroma, rozando los cabellos con los ojos cerrados mientras el mar imita las luces del muelle, el cielo con una estrella solitaria a la que llegué a presentar como Venus, la Luna oculta tras las nubes y la negrura generalizada "Yo tampoco, mujer."

Biyuinfo!

- Miércoles 4 de Marzo.
- :)