sábado, marzo 07, 2009

Cangrejo


















El cangrejito se escondía en la arena, caminaba entre los dedos de mis pies, me miraba y se sonreía, bajaba por mi brazo y me hacía cosquillas. Da vueltas un poco, se confunde en mi piel tostada por este sol que se me hace desconocido pero la duda dura nada de nada, el sol ya se fue, es la noche negra la que me arranca comentarios simples, recuerdo mi tierra como siempre, nostálgico idiota, ah, la bella Arequipa a veces bella. Camina el cangrejo, errado en muchos sentidos, cabeceando en mi mano, camina en mi cintura, cogiéndome con sus cinco tenazas mientras delicadamente apoya su cabeza en mi hombro y bajo, bajito, me dice "No quiero irme aún." De acuerdo, le digo, sentado en la arena, al lado del muelle, al lado de sus miles de pinzas que me besan y me lastiman y pierdo un poco el equilibrio, hábil maniobra mía, corazón con caparazón, ojos que te miran torcidos, pero yo ya-que-haré si continúa así, tan cerca de mi cuerpo, con ese aroma dulzón que negó tener durante horas de horas en sitios perfectamente olvidables, otra vez con el sol al lado del mar, el atardecer..., pero yo ya no estaba allí, muchas veces dije "El sol volverá a brillar", pero supongo que ahora no, mejor que no sea así, mejor que no brille ahora mismo, ahora en la ola que venía después y ese griego repite "Nadie se baña dos veces en el mismo mar", cito libremente, pero el cangrejo no se ha ido, ni por un segundo se pueden imaginar eso, druguitos, está ahí, una puesta de sol en autobús, se acuerda, me susurra otra vez "No quiero irme aún." De acuerdo, le repito, su cabeza sentada en mí, nunca mejor uso de ese verbo por este niñito, empecinado en recordar, pensativo quizás, o simplemente calladote mirando el fondo ese que cada vez se ve menos, jugando a ser interesante cuando en realidad no tiene nada que decir y pensará más tarde "Es mejor así, a veces, no decir nada." Pero aún no es más tarde, aún estoy sentado ahí, sobre mi polo negro, mientras una canción que sabemos muy bien suena a volumen bajísimo, porque las olas son más fuertes, así uno no se baña dos veces en ningún mar, me río y me pregunta "Qué es gracioso?" "Nada, nada, el cangrejito" le respondo, mientras la voz, tan japonesa esa la cantante, nos dice "Je t'aime."

Je t'aime, repito yo, a coro, seguro el cangrejo entiende, seguro entenderá si llega a leer esto, un poquito de rubor mientras pongo mis dedos en sus labios y ya no se ve nada porque no hay luz, sólo el muelle iluminado en partes, sólo el mar iluminado en partes y yo digo "Toma una foto del mar". Claro, me responde, moviéndose los labios entre mis dedos, y yo sé que es la milésima foto que toma, la máquinita es maravilla, pero quien podía saber que estaríamos aquí, cosas que no le puedo decir a ella porque ni yo mismo lo entiendo bien, las palabras colapsarían en ese momento, me confundo de tan sólo empezar a pensar el porqué de algunas cosas...

"No quiero irme aún." Y yo me apoyo sobre ella otra vez, sus palabras consiguen escapar de los labios prisioneros de mis dedos, pero qué dedos, me digo, si es otro cangrejo que tapa su boca, qué boca, me digo, si es otro caparazón de corazón, y de nuevo la mirada tan torcida y nuestros pies en la arena [no repetiré que no son pies, son más cangrejos.] Y ya la noche se hace completa y es imposible no decirle "Sabes que soy feliz ahora mismo?"

El mar de dos, creo que se titula esa canción, le menciono, en traducción acelerada de tomoko kawase, hinchas los dos, bueno, los cuatro, bueno, los ocho cangrejos, cada cual con sus pinzas y sus ojos y sus caparazones. Y el aroma que repitió tantas veces no tener se acerca a mi nariz y yo me hundo en ella, se contrae, se ríe y yo me retiro, mirándola de cerca [y el brazo ya me dolía de estar soportando nuestros cuerpos, y hacía esfuerzo constante por no acelerar mi respiración.]. Mirándola de cerca y esquivando de la mente las ideas de partidas, las ideas de viajes largos, miles de puertos, todos distintos a éste, todos diferentes a éste, y le digo algo que ella ya sabe "La tristeza y la alegría no son..." "Como el agua y el aceite."

"No quiero irme aún." Dice nuevamente, y yo alcanzo a responder, felizmente interrumpido de la divagación, abrazándola con un brazo dormido, metiendo mis piernas dentro de las suyas, tocando caparazón con caparazón, bebiéndola completa por el aroma, rozando los cabellos con los ojos cerrados mientras el mar imita las luces del muelle, el cielo con una estrella solitaria a la que llegué a presentar como Venus, la Luna oculta tras las nubes y la negrura generalizada "Yo tampoco, mujer."

Biyuinfo!

- Miércoles 4 de Marzo.
- :)

1 comentario:

Unknown dijo...

u_ú,, sin palabras,, si nada qe decir,, jeeee,