sábado, abril 22, 2006

Sangrar

Blogueando un poco, salté de la tortuga al panda (http://www.elblogdelpanda.blogspot.com/). Encontré una simpática entrada referente al extraño encuentro que tuvo en la combi con Dios.

Supongo que viene al caso que yo relate mi experiencia ultraterrena, infradivina. Poco antes de cometer una de las mayores estupideces de mi vida, esperaba hacia las nueve de la noche en las puertas de una cancha de cemento. Es en eso, en medio de un odio tremendo que se estaba apoderando de mí, con todos los deseos de hacer daño a una persona en particular, esperando a que saliera de la cabina de Internet para reventarle el alma, que se apareció Dios. Era algo gordo, con lentes, y el pelo pegado al cráneo. Me dijo "'¿Y a ti qué te pasa? ¿A quién esperas?". Yo, un poco asustado, le respondí: "A un par de amigos... y tú?".

Mi conversación con Dios duró unas tres horas. Cuando me despedí de él, ya eran las nueve y media. "¿Sigues aquí?" Dijeron mis amigos.

Claro, sigo aquí.

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